domingo, 3 de junio de 2018

En la Educación Inicial, se concibe el rol del/la educador(a) como mediador(a) de experiencias de aprendizaje. Entendiendo la mediación como el proceso mediante el cual se produce una interacción social entre dos o más personas que cooperan en una actividad conjunta, con el propósito de producir un conocimiento.
En Educación Inicial el mediador actúa en dos ámbitos integrados: (a) la escuela (b) el social-cultural (familia y comunidad). En consecuencia, requiere de un profundo conocimiento del desarrollo del niño y la niña, de las formas como aprende, de sus derechos, sus intereses, sus potencialidades y de su entorno familiar y comunitario.
Se asume que la calidad de la relación educativa depende, en alto grado, de la capacidad de/la educador(a), por ello es necesario que éste tenga una formación que le permita fortalecer el desarrollo de las potencialidades del niño y la niña, lo que se logra a través de una adecuada mediación de los aprendizajes.
Las orientaciones en cuanto al perfil del docente se ubican en una concepción de perfil polivalente, abierto y dinámico. Formar un docente reflexivo, crítico e investigador constituye actualmente, una alternativa adecuada si se quiere contar con profesionales que incorporen en el ámbito de la Educación Inicial, habilidades, conocimientos y actitudes para diseñar, desarrollar, evaluar y formular estrategias y programas de intervención educativa en contextos socio - educativos y culturales cambiantes.
En concordancia con las bases del currículo de Educación Inicial, la definición del presente perfil obliga a considerar en la formación docente lo planteado por la UNESCO (1996) con relación a cuatro pilares del conocimiento; así el perfil apunta hacia una formación integral profundamente humana que reúna tanto aspectos personales, afectivos, actitudinales, intelectuales y habilidades como la relación con los demás. Estos pilares son: aprender a hacer, aprender a conocer, aprender o convivir y aprender a ser; los cuales están asociados a los distintos roles y competencias del docente requeridos en la cotidianidad de la acción pedagógica. Además, la formación guarda relación con las tres dimensiones del perfil que se propone a continuación:

1) Personal:
Está asociada al pilar del conocimiento: “Aprender a Ser’, lo que implica situarse en el contexto de una democracia genuina, desarrollando carisma personal y habilidad para comunicarse con efectividad. Esta dimensión contemplo el desarrollo global de la persona: cuerpo y mente, inteligencia, sensibilidad, sentido estético, responsabilidad individual, espiritualidad, además del desarrollo de la creatividad e imaginación y de la capacidad paro actuar de acuerdo a un conjunto de valores éticos y morales.

2) Pedagógica – Profesional:
Esta dimensión se relaciona con los pilares del conocimiento vinculados a “Aprender a Conocer” y “Aprender a Hacer”. Con el primero se enfatizo la necesidad de adquirir los instrumentos del pensamiento para aprender a comprender el mundo que le rodea, al menos suficientemente para vivir con dignidad, desarrollar sus capacidades profesionales y comunicarse con los demás. Se justifica en el placer de comprender, de conocer, de descubrir e indagar. Esto favorece la curiosidad intelectual, estimula el sentido crítico y permite descifrar la realidad, adquiriendo al mismo tiempo una autonomía de juicio. Además, implica conocer acerca de la cultura general y saberes específicos, lo cual requiere un aprendizaje permanente por porte del/la docente.
Con el segundo, Aprender a Hacer, se prioriza la necesidad de poder influir sobre el propio entorno. Está estrechamente vinculado a la formación profesional: ¿Cómo enseñar? ¿Cómo poner en práctica lo conocido? y ¿Cómo innovar en la acción? Este tipo de conocimiento requiere de un conjunto de competencias específicas asociadas al comportamiento social, la capacidad de iniciativa y la de asumir riesgos, además, implica el desarrollo de habilidades que faciliten el trabajo con los niños y niñas, además de aprender a trabajar en equipo.

3) Social –Cultural
Esta dimensión se vinculó con el pilar de conocimiento: “Aprender o convivir”, para participar y cooperar con los demás en todas las actividades humanas. Este tipo de aprendizaje constituye uno de los pilares prioritarios de la educación contemporánea, cuya labor en el proceso de formación es estudiar la diversidad de la especie humana, lo cual implica el descubrimiento gradual del otro(a) y la interdependencia entre todos los seres humanos. Aquí es necesario priorizar la convivencia junto a otros(as) respetando la diversidad cultural y personal. Ello implica una educación comunitaria, basada en el trabajo, la participación, la negociación, la crítica y el respeto, donde los derechos y deberes de los/las ciudadanos/as sean la guía permanente de las acciones colectivas.

Referencias:
Ayala I, Vargas M y otra (1985) Desarrollo personal del Docente UNA. Caracas Venezuela.

Ministerio de Educación y Deportes (2005). Educación Inicial: Bases Curriculares. Caracas: Autor.



sábado, 29 de abril de 2017

La Educación Inicial en el mundo se origina por lo grandes cambios sociales y económicos ocurridos a finales del siglo XVIII y principios del XIX, como consecuencia de la Revolución Industrial y las guerras habidas entre las grandes potencias (Alemania, Francia, Inglaterra y Rusia).

La Revolución Industrial trae consigo un desarrollo asombroso que conduce a una amplia producción e intercambio comercial de un país con otro, se incrementa así la economía. De igual modo, esta industrialización trajo un crecimiento desordenado de las zonas urbanas, el trabajo asalariado y la aparición de la clase obrera, compuesta por hombres y mujeres.